Un sábado, Jesús y sus discípulos estaban visitando el templo en Jerusalén, como solían hacer en los días de fiesta judía. Todo tipo de personas estaban en el templo ese día. Algunos vinieron a ofrecer sacrificios, y otros vinieron a ofrecer ofrendas y orar. Sin embargo, algunos vinieron porque necesitaban mendigar comida o dinero. Mientras Jesús caminaba por la corte del templo, notó a un ciego sentado en el pavimento de piedra mendigando.