Fue un mal momento para el pueblo de Israel. La lluvia no había caído en casi un año. Ya no había hojas en los árboles. No había pasto verde en los campos y pastos. Parecía que todos los seres vivos se habían ido ahora, devorados muy cerca del suelo por los rebaños de ganado vacuno, ovino y caprino. Los arroyos y ríos se estaban secando. Incluso el río Jordán era muy pequeño ahora, como un pequeño arroyo.