María y José se quedaron en Belén por un tiempo después de que Jesús nació. Mientras tanto, en un país lejano, los sabios del este habían estado estudiando las Escrituras, y estaban seguros de que era hora de que naciera el Mesías. Una noche, notaron una misteriosa luz que brillaba en el cielo nocturno. Cuando la luz se desvaneció, apareció una estrella. No era como una estrella o planeta habitual, porque permaneció en el mismo lugar en el cielo toda la noche.