¡Era hora! Jesús había pasado mucho tiempo trabajando y entrenando a los discípulos. Lo habían visto sanar a los enfermos. Habían visto mientras oraba por la fortaleza de su Padre. Habían soportado muchas dificultades con su Maestro. Y cuando los escribas y fariseos intentaron hacer que Jesús se viera mal, los discípulos estaban allí para ver cómo los trataba. El amor que Jesús mostró a cada persona había sido puesto permanentemente en sus mentes. Jesús los había incluido todos los días en su ministerio. Imagina caminar y hablar con el Hijo de Dios diariamente para salvar almas.