A estas alturas todos en la tierra de Canaán estaban preocupados por los israelitas. Desde las ciudades más fuertemente fortificadas del norte, hasta las ciudades amoritas del sur, ¡todos empezaban a entrar en pánico! Los hebreos habían conquistado a los pueblos más temibles al este del Jordán. Habían cruzado el río en tierra seca. Habían destruido Jericó, la fortaleza más rica y fuertemente custodiada del sur del valle del Jordán. ¿Qué harían ahora?