En el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, el rey de Babilonia, Nabucodonosor, vino a Jerusalén y estableció un asedio alrededor de la ciudad. El rey Joacim se resistió al principio, pero finalmente se rindió. Nabucodonosor llevó a muchos cautivos con él a Babilonia, entre ellos Daniel, Hananiah, Mishael y Azarías. Estos jóvenes eran todos príncipes de Judá de la casa real, y las intenciones del rey eran que estos niños fueran educados en Babilonia.