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Capítulo 28 – Jerusalén tomada cautiva

Durante años, Dios había estado enviando a sus profetas para advertir al pueblo de Judá que obedeciera los mandamientos de Dios. Si no lo hacían, iba a dejar que ellos y la ciudad de Jerusalén fueran invadidos por sus enemigos. Pero la gente no escuchaba. Continuaron adorando a sus ídolos, aceptando sobornos en sus tribunales y tratando mal a los pobres.