La vida de Paul estaba en peligro, y no había un minuto de sobra. Su sobrino le había advertido que una banda de 40 judíos había hecho un voto para matarlo, y cuando el comandante romano Lysias se enteró, se le ocurrió un plan. Inmediatamente llamó a dos centuriones. “Preparen 200 soldados, 70 jinetes y 200 lanceros para ir a Cesarea a la tercera hora de la noche”, les dijo. “Y proporcione monturas para atacar a Paul y llevarlo a salvo a Félix, el gobernador”.