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Capítulo 25 – Salvada por las romanas

Pablo quería ir a Roma para predicar el evangelio, pero primero sintió que necesitaba ir a Jerusalén por última vez. La gente seguía diciéndole que era demasiado peligroso, porque sabían que había gente en Judea que quería verlo muerto. En el camino, cuando se detuvieron en ciudades portuarias, se encontró y adoró a los creyentes. La gente estaba muy contenta de verlo, pero también estaban preocupados. Las mujeres y los niños salían con sus esposos a rezar y pedirle a Dios que le diera a Pablo un viaje seguro.