Jesús siempre estaba buscando oportunidades para enseñar a sus discípulos lecciones que les serían útiles en su ministerio. Mostrar misericordia era un rasgo de carácter que quería que sus seguidores tuvieran, y también lo era el perdón. Si pudieran desarrollar estos rasgos, se volverían más como el Padre en el cielo. Un día Pedro vino a Jesús para hacerle una pregunta. “Señor, ¿con qué frecuencia debo perdonar a mi hermano que ha pecado contra mí? ¿Hasta siete veces?