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Capítulo 10 – De perseguidor a predicador

Saulo de Tarso se estaba convirtiendo en un defensor de los líderes judíos en Jerusalén. Había sido el abogado que defendió el juicio de Stephen y convenció a todos de que Stephen era un blasfemo. Incluso había visto a Stephen ser apedreado. Pero la ejecución de Stephen lo molestó después, y se preguntó si tenían razón al tratar a los cristianos de esa manera. Finalmente, fue a hablar de ello con los principales sacerdotes, pero lo convencieron de que Stephen era en verdad un blasfemo de Dios y que merecía ser apedreado por ello.