Pablo había estado en Éfeso durante casi dos años y estaba teniendo un verdadero éxito al traer personas a Jesús. No solo predicaba en las sinagogas, sino que también daba clases todos los días. Allí estudiaron las Escrituras y entrenaron a los trabajadores para ser misioneros. Pero una de las cosas más asombrosas que hizo en Éfeso, a través del poder de Dios, fue la curación milagrosa de aquellos que estaban enfermos y poseídos por demonios.